lunes, 21 de noviembre de 2016

¡DIOS NO CAMBIA!

"considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 1 Pedro 3:2-5."




El uso de diversos artículos de oro como adornos para el cuerpo se remonta al 3.000 A.C. durante la época babilónica, asiria y sumeria, como lo demuestra la Escritura al decir que el mayordomo de Abraham obsequió a Rebeca con alhajas de plata y de oro;


Génesis 24:53. El uso de estos adornos estaba vinculado a la idolatría por estos pueblos, fue por ese motivo que Jacob de regreso a casa de su padre se detuvo en Bet-el con su familia y les exigió que se despojaran de los ídolos y los adornos vinculados a los ídolos, como los
zarcillos; Génesis 35:2-4.


Pero los más apasionados en el uso de artículos de oro y otros metales como adornos para el cuerpo fueron los egipcios. Los artículos más usados por los egipcios eran los brazaletes, los collares, los zarcillos, etc.


Hoy tenemos muchas iglesias que permiten toda clase de adornos para el cuerpo, como los que hemos mencionado, no solo a las mujeres, sino también a los hombres. Y lo hacen así porque a sus líderes solo les importa que su grupo crezca. Lo triste es ver a personas que se criaron en la sana doctrina y hoy practican cosas aprendidas del paganismo. Pero la Biblia no cambia, porque en Dios no hay mudanza de parecer,ni sombra de variación. Él es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos.


¡SIN SANTIDAD, NADIE VERÁ AL SEÑOR!