Preparados para Las Emergencias
Hay experiencias para las cuales por más que lo intentemos, no estamos preparados para afrontarlas. Cuando ocurre un accidente, o surgen situaciones o imprevistos, en los cuales el único que tiene el control de todo es nuestro Dios, nos parece que si no tomamos toda clase de precauciones, estaremos completamente perdidos. Eso le sucedía a un hermano de nuestra congregación. De continuo nos alertaba de las posibilidades de un Tsunami o de un terremoto devastador. Nos urgía a estar preparados con comestibles y nos instaba a guardar todo lo necesario para aquel acontecimiento al cual tendríamos que enfrentarnos.
Hay quienes viven preocupados por lo que pueda ocurrir en el futuro, y pueden llegar inclusive a perder de vista que como creyentes, Dios es quien vela por nosotros, nos dirige, nos suple y nos guía. También nos enseña a vivir confiados, cualquiera que sea nuestra situación de cada día:
Fil. 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece
4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece
Lo menos que se imaginó aquel amado hermano era que en medio de su preocupación le sorprendió la muerte. Y gracias damos a nuestro Dios, que para ello, él se había preparado, y de ello podemos estar seguros, pues su testimonio fiel a Dios fue el fruto esencial de su vida diaria.
La muerte es la última experiencia terrenal de la cual todos participaremos, sin importar la genealogía, estado social, riquezas, o educación. La muerte no respeta a nadie. Los fuertes y los poderosos tratan de retarla. Los muy ocupados tratan de ignorarla. Los que sufren a veces la anhelan. Pero el vivir preparados para ella, es la mejor de las experiencias que podemos vivir cada día, sabiendo que si nos sorprende, estaremos listos para nuestro encuentro con nuestro Amado Salvador.
La muerte es la última experiencia terrenal de la cual todos participaremos, sin importar la genealogía, estado social, riquezas, o educación. La muerte no respeta a nadie. Los fuertes y los poderosos tratan de retarla. Los muy ocupados tratan de ignorarla. Los que sufren a veces la anhelan. Pero el vivir preparados para ella, es la mejor de las experiencias que podemos vivir cada día, sabiendo que si nos sorprende, estaremos listos para nuestro encuentro con nuestro Amado Salvador.
Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. Salmo 116:15
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